el mismo nuevo inicio

Ya falta poco para partir a una nueva aventura. Me siento emocionada y con un poco de miedo sabiendo que a lo que regreso no es a lo mismo que dejé atrás en algún momento. La gente ha seguido con su vida y ha cambiado, y por más que deseo regresar y encontrar todo como lo dejé, sé que es imposible. Esta vez tendré que empezar de nuevo y crear nuevas amistades, aventuras, memorias y por qué no, amores. No dejo de pensar en lo bien que lo pasaré ahora que estaré tan cerca del agua y las olas.

Se me hace difícil llegar y encontrar situaciones hirientes. Sé que no dependió nunca de mi, sino del paso del tiempo y el destino. Hoy puedo decir que no me arrepiento de nada pero sí me duele ver la realidad y me cuesta trabajo digerir el presente. Como siempre he dicho, el tiempo lo cura todo y supongo que el tiempo lo tendré de sobra en aquel lugar mágico.

Cuento los días para decir adiós a una parte de mí que desde hace tiempo ya no se siente mía. Estoy lista para darle la bienvenida a lo que se siente más mío y lo que imagino será parte de mi futuro. Me voy con los ojos vendados al lugar que ya conozco y sé que aún, conociéndolo como la palma de mi mano, tropezaré con nuevos retos y obstáculos que antes no estaban ahí. Poco a poco la venda se irá cayendo para que al final pueda caminar sin miedo, sin titubear, sin mirar atrás. Y aprenderé a mirar al mundo sin vendas, sin filtros, sin distracciones. ¿Será que logre ese utópico propósito? Hoy lo veo como una ilusión cercana, mañana quién sabe…

Ni hablar

¿Y cómo es que de pronto el amor se te vació? ¿Será que todo este tiempo, en realidad, tu corazón nunca estuvo lleno? ¿Es verdad que alguien te dio lo que no te pude dar? ¿Es cierto que mientras yo esperaba y pensaba en ti, tú te las gastabas con alguien más? Hay veces que la gente nos lastima física y emocionalmente, pero nunca creí que eso sucedería contigo. Ahora te veo, esperando revivir el pasado y me doy cuenta que tú vives un nuevo presente con quien planeas tu futuro. Y me duele. Y me duele demasiado. Y sufro. Y sufro por una ilusión inexistente, irreal y distante. Y lloro. Y lloro por memorias olvidadas, perdidas y aplastadas por la realidad. Y no se qué hacer cuando me doy cuenta que no soy más que un obstáculo en tu vida, cuando para mi fuiste un trofeo. Y el egoísmo con el que te mueves me lastima a cada paso que doy, no junto a ti, si no detrás de ti.

Me encuentro sin palabras y sin esperanza. Aun no sé si en realidad te quiero de regreso sabiendo lo que sé hoy. No sé si quiera luchar por tenerte de vuelta. No sé si quiero sufrir más de lo que ya sufrí. No sé si quiera tu indiferencia en vez de tu pasión. No sé si quiera tu hipocresía en vez de tu comprensión. No sé si quiera tus mentiras en lugar de tu amor.

Y me sigo preguntando si en realidad esas miradas que cruzábamos eran verdaderas. No dejo de pensar que esa sonrisa era sólo para mí. Me sigo convenciendo que esas caricias las aprendiste conmigo. Las lágrimas que ruedan por mis mejillas saben que todo fue un engaño y un disfraz que me hace pedazos con cada nueva mirada vacía con la que ahora me ves.

Me voy de tu vida tan rápido como llegué. Me llevo conmigo todo el amor que te di, todo el apoyo que te brindé, todas las alegrías que compartí, todas las lágrimas que derramé, todas las memorias que construí, todo el sufrimiento que provoqué, todas las pasiones que viví, todas las peleas que propicié, todas las disculpas que ofrecí y todas las ilusiones que nunca forjé.