sábado de luchas

Este sábado definitivamente merece un lugar en mis slates. Sí, empezó como cualquier otro sábado: a las 12am. Esta vez estaba yo en una fiesta hawaiana en donde, por supuesto, me disfracé. Todos sabemos que cualquier oportunidad que Xihomara tiene para disfrazarse, la toma sin titubear. Y bueno, pues, así empecé el día: platicando con amigos, conociendo extraños, meneando el trasero, comiendo tacos. Por ahí de las dos, la fiesta se empezó a vaciar y partí con mis dos secuaces que se cuidaban mutuamente en la peda. Mientras caminábamos hacia el coche, yo me divertía viendo desde atrás cómo se entendían entre ellas hablando como el "Chicarcas" y Sammy (el de Derbez) y caminando en zig-zag por la calle.

Siendo la conductora resignada, me dirigí a casa completamente sobria; y en pleno periférico, escuché como desesperadamente se bajaba la ventana de atrás y, next thing you know: íbamos dejando una estela de guácara, algo así como Hansel y Gretel (no nos fuéramos a perder…). Yo estaba a punto de vomitar del asco y finalmente llegamos a mi casa. Se bajaron mis responsabilidades; y la que venía más sobria vació mi botella de agua para enjuagar la ventana y cajuela llenas de tacos de canasta parcialmente digeridos que su partner in crime se encargó de plasmar en ellas; usó el suéter para embarrar los restos que quedaron pegados ahí, pensando que estaba limpiando mi coche.

En fin, llegamos a casa y nuestra amiga que parecía el exorcista se quedó profundamente dormida en uno de esos sueños de pedo de los que no te despierta ni la guácara fría en las sábanas. Nuestra otra amiga, ya con el pedo medio controlado, me ayudó a disfrazar mi coche de Blue Demon. Sí, de Blue Demon. Terminamos como a las cuatro, subimos y dormí unas 4 horas.

Como a las 10:30 de ese día empezó el rally del cual me arrepentí de haberme inscrito horas más tarde. Empezamos en el sur de la ciudad y para las 2 ó 3 estábamos en la séptima pista, la cual se encontraba en Reforma. Sí, por supuesto, estábamos atrapadas en un tráfico indescriptible gracias al pinche desfile del día del niño. Con el coche disfrazado de Blue Demon, la gente pensaba que éramos parte del bendito desfile y hasta nos tomaban fotos. Cabe mencionar que estaba yo en plena lateral de Refoma a vuelta de rueda con la máscara del Místico puesta y la canción del Santo y el Cavernario de La Sonora Santanera a todo volumen. Dimos varias vueltas hasta que finalmente abrieron un tramo de Reforma de centro a poniente y obvio lo agarramos.

Bueno, llegamos a la Diana y se nos acabó "el veinte". Los culeros que venían de la calle que cruza Reforma en la Diana se me apendejaron y no dejaban pasar a nadie. Entonces, nos encontrábamos como idiotas parados todos sin poder avanzar. De pronto, volteó mi equipo y cuál era nuestra sorpresa que en el coche de al lado venía un policía en su coche; aclaro que era su coche y no una patrulla por razones que en un momento entenderán. Dijimos: no ma, este güey nos va a abrir camino. Y sí, me le pegué bien para abrir camino y de pronto sentí un chingadazo. Como el coche no tiene seguro, no quise hacerle un drama al güey que me había pegado y me seguí. Repito que no avanzábamos y el chingadazo no podía ser nada grave dado que íbamos a no más de 2 km/h; era sólo un besito por eso ni me bajé a ver qué pedo. Avancé unos 20 metros y de pronto out of the blue, el pinche poli que nos había "abierto camino", estaba ahí en mi ventana. Pensé que me iba a decir que me abriera para avanzar más chido, pero no. El pendejazo se asoma por la ventana y me dice, "Bájate le pegastes a mi coche." (Sí, decía pegastes, con la s). Me saqué de pedo bien cabrón y todavía le dije, "No, yo no fui." Estuve a nada de decirle que era a mí a quien le habían pegado, pero interrumpió mi injustificada idea diciendo, "Bájate y háblale a tu seguro." Y obvio con esa indiferencia que me caracteriza contesté, "No tengo seguro, háblale al tuyo." Se fue muy encabronado y uso su uniforme desgastado y su autoridad corroída por la falta de huevos, para parar el tráfico y lograr que yo me echara en reversa para estacionarme atrás de su coche. El muy imbécil me seguía repitiendo que le hablara a mi seguro y yo, con mi cara de despreocupación y el coche disfrazado de Blue Demon, le seguía diciendo que no tenía. Tuvimos que esperar a su seguro y mientras, le hablé a mi compa más compa para que me auxiliara porque no traía un varo para pagarle al fulano este. Cuando vi el chigadazito que tenía su coche, por Dios que casi lo meo.

Estábamos sentadas cuando a lo lejos vimos que se acercaba un güey de una aseguradora medio pitera, vestido en cuero; juro que caminaba como el techno viking y pensé que era el representante de su aseguradora. Se saludaron como buenos compas y me bajé del coche esperando que viniera a chingarme con preguntas estúpidas de cómo le había chocado al policía prepotente, pero lo único que hizo fue verme de pies a cabeza y se pusieron a comadrear. Me quedé en la banqueta sentada y me acompañó el resto de mi equipo de rally. Teníamos el culo de la Diana en la jeta mientras criticábamos al techno viking wannabe, imitábamos al policía, nos mojábamos un poco con la lluvia, veíamos como se mojaba el disfraz del coche y esperábamos al seguro y a mi compa. Por supuesto, también maldecíamos al comité organizador del maldito rally que no tomó en cuenta el pinche desfile del día del niño por Reforma.

Finalmente, llegó el representante de Mapfre o como se llame la madre esa. Se bajó de su moto como renegado y sí, también traía su traje puñetero de cuero. Se fue con el policía, le tomó los datos, vio el chingadazo haciendo la misma cara que yo cuando lo vi, vio que a mí no me pasó ni madres y me pidió papeles. Este sí me preguntó que cómo pasó todo y le expliqué con lujo de detalle. Me dijo, "Pues en estos casos las dos partes deben llegar a un acuerdo para que se resuelva y ahora sí que el señor tiene que decidir si lo que usted ofrece cubre sus daños. O sea, yo no le puedo decir nada porque es su coche de él." (Sí, su coche de él.) Bueno, nos bajó una buena lana el hijo de la chingada y nos fuimos.

Para este momento ya eran como las 5:00, no habíamos comido ni madres, yo me estaba meando; y no conforme con todo eso, llovía. Decidimos comer tacos en el Farolito. Yo no comí pero fue un buen momento para hacer un recuento de los daños y a pesar de nuestro mal humor nos cagábamos de risa de acordarnos de la pinche mala suerte que nos cargamos.

Definitivamente, esto es otra prueba de que este mes nada más no fue mi mes. La mitad fue bueno y el resto fue "interesante". Hoy me siento muy nueva y diferente. Creo que crecí en muchos sentidos y esto fue solo la cherry on top. Insisto que los días nublados tienen un efecto muy chido en mí y los eventos de mi vida. Estoy convencida de que mi vida se desenvuelve mejor en las nubes aún si es un día soleado allá afuera…

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